Pues eso, una noche magnífica de Julio en compañía de mi amigo Germán, en el valle de Lecrín bajo la luna llena y comido por picaduras de araña... valió la pena.
Me costó encontrarla, y mereció la pena sin duda. El restaurante se llama Tanduri y está en el paseo del Violón en Granada. Sirven comida India y paquistaní. Probé el pollo Masala y el arroz pulao, y la verdad, muy bueno. Es una cocina que sólo apreciarán los aficionados a las especias, el curry y el picante, lo que la hacen algo pesada, pero yo repetiré sin duda.
La verdad es que esto fue TAN sencillo, que sorprende. La verdad es que casi se podría decir que todos somos donantes por defecto siempre y cuando lo dejemos dicho a nuestros cercanos, pero por si acaso siempre es bueno dejar estas cosas hechas. Aunque la verdad es que dudo que alguien pueda sacarle tanto partido a estos órganos...
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